domingo, 28 de noviembre de 2010

El socialismo venezolano desde adentro

17 de enero de 2007

En el Teatro Teresa Carreño se congrega por la tarde una multitud. Todos usan camisetas y gorras rojas. Todos corean cánticos a favor de su presidente Hugo Chávez Frías. Se han reunido allí para asistir a la reunión convocada por Chávez en la cual va a pronunciarse sobre el nuevo proyecto de fortalecimiento del poder comunal, que tiene por objetivo descentralizar fuertemente la toma de decisiones administrativas.

Es temprano aun. Bajo con mis anfitriones a tomar un par de cervezas a un bar que se encuentra cerca de allí. Todos son chavistas. Les pregunto con interés por el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 que dio la oligarquía venezolana, en conjunción con la CIA y agentes del ejército en contra del presidente legítimamente constituido. Tan pronto hago la pregunta sus ojos se llenan de fuego y empiezan a narrar todo lo que conocieron de esos sucesos como si fuera la gesta más heroica de la historia de la humanidad. No es para menos. Estos hombres se jugaron la vida en esos días terribles en que los golpistas habían preparado a francotiradores armados para disparar contra el pueblo con la intención de echarle la culpa a Chávez y justificar el golpe de Estado.

Cuando terminamos de tomar la tercera cerveza, y dan las nueve de la noche, salimos….
Chávez ya lleva un par de horas hablando.

Tomo el metro y al llegar al hotel, enciendo el televisor y el presidente sigue hablando. Su tono es muy pausado, pero vivo y enérgico. Habla como un maestro. Chávez pretender ser un profesor para el pueblo venezolano. Uno creería que sus largas diatribas terminan por aburrir al auditorio… Pero la verdad es que pasan los minutos, las horas, y su intervención es cualquier cosa menos aburrida. Todos los miembros del auditorio lo aplauden, llenan de vítores el teatro cada vez que su presidente dice algo que les gusta. Cuando dice que algún día se quedará solo todos los presentes claman al unísono: “nooo”.
En el auditorio hay más de 2500 personas.

Pide un aplauso para Fidel Castro. El auditorio entero lo aplaude. “Fidel Castro es uno de esos hombres que nunca morirá”, dice.

Dice que en Venezuela se va a construir el socialismo.

Avisa que se va a construir el Partido Socialista Unido de Venezuela. La gente se pone de pie, no lo dejan seguir, lo aplauden…. Pasan 30 segundos… la ovación sigue. Por fin cesa. Y Chávez dice que él y su movimiento van a construir “un tremendo partido socialista”. Añade que el “proyecto socialista, el proyecto Simón Bolívar” debe salir adelante, y que ese partido debe cumplir con la tarea revolucionaria de un verdadero partido socialista.

Chávez dice que el proyecto socialista de este nuevo gobierno se va a construir sobre el supuesto de sacar adelante las siguientes ideas:

(i) Ley habilitante,
(ii) Ley constituyente de la reforma,
(iii) La educación popular en todos los espacios, en todos los lugares, moral y luces.

Después Chávez empieza a tomar el pelo. La gente se muere de la risa. Cuenta anécdotas de su familia.

Dice que cuando era pequeño le enseñaban con juegos cuáles eran las carabelas en las que había llegado Colón a América, pero luego él le pregunta al pueblo cómo se llamaban los barcos en los que llegó Miranda para liberar Venezuela, y todo el mundo guarda silencio. El silencio deja en evidencia su punto. Después dice que el proyecto chavista se basa en la moral y luces.

Una señora se pone de pie y empieza a arengar y a quejarse ante Chávez de quién sabe que cosa. No se alcanza a oír qué dice la señora. A continuación Chávez le hace un llamado de atención a la señora y le exige disciplina revolucionaria a ella y al pueblo, y dice que el camino para solucionar esos problemas es el fortalecimiento del poder comunal. Utiliza lo ocurrido en su favor para señalar que él no es todo poderoso y que eso lo deben resolver las autoridades locales.

(Mi padre, quien está a mi lado viendo la transmisión, me cuenta que Chávez mandó imprimir 500.000 ejemplares de los miserables y se los regaló al pueblo; mandó hacer copias de la espada de Bolívar y le entregó replicas a Ortega y a Correa en Ecuador; a Fidel le mandó una de regalo)

Chávez continúa su discurso y habla de un tercer motor del socialismo en Venezuela que es la educación. Educación, moral y luces, es la consigna, en todos los lugares.

Cuarto motor: construir una nueva geometría del poder. Pregunta ¿cómo está construido el poder sobre el territorio nacional y cómo debería estarlo? Les pide a sus ministros especial atención sobre ese tema. Pone como ejemplo el territorio de Apure, en el cual no hay autoridades, no hay poder comunal, no hay nada. Es necesario que la mano del Estado y el poder del pueblo llegue a todos esos espacios vacíos. Dice que “Es fundamental que pensemos en una Venezuela que por desgracia NO sentimos”.

No deja de causar curiosidad ver entre los presentes muchos hombres y mujeres emperifollados, que a todas luces tienen “cara” de burgueses. Pero ellos también aplauden al presidente Chávez.

Un paréntesis: he olvidado decir que el motivo que convoca la reunión es el Acto de juramentación del Consejo Presidencial para la Reforma Constitucional y del Consejo Presidencial del Poder Comunal, desde la sala Ríos Reyna, del Teatro Teresa Carreño.

Plantea ahora un proyecto de construcción de Ciudades Federales construidas con criterios socialistas y autosostenibles. Lo hará en territorios federales. Dice que va a construir esas nuevas ciudades con criterio socialista, que va a ser la Gran Caracas: la Caracas Bolivariana. Para hacer una ciudad federal se requiere hacer un referéndum con la población del territorio para ver si aprueba la construcción de la ciudad. Apoya su afirmación en la Constitución. Desde que empezó su intervención Chávez no ha soltado la Constitución ni un segundo. La cita e interpreta a cada minuto.

Pero entonces dice que esos territorios están deshabitados. ¿Entonces a quién le van a consultar si están deshabitados?, pregunta Chávez. Plantea crear 15 territorios federales. Y plantea que esos territorios después de federales tienen que pasar a constituir poderes comunales.

Chávez dice que todos los motores constituyentes son tributarios o convergen sobre el motor principal que es la explosión revolucionaria del poder comunal de los consejos comunales. Ese es el quinto motor.

En ese momento el presidente le pregunta al pueblo hasta qué hora van a estar ahí trabajando. Son las 10:15 pm. La gente dice que no importa. Que siga. Entonces Chávez pide un pizarrón para mostrar algunas de sus ideas.

Como ejemplo de las responsabilidades del poder comunal pone el de una señora pobre que vive en frente de una acomodada y ésta última le pasa por el lado como si la cosa no fuera con ella. Y dice “no, eso es responsabilidad del poder comunal”.

Después de eso, Chávez cuenta una anécdota adicional y cita a Fidel. Y dice que Fidel después de una asamblea en la que observó cómo toda la gente le pedía soluciones para sus problemas particulares, le dijo ese día: “Chávez no puede ser alcalde de toda Venezuela”. Pero dice que eso no tiene que ser así. Porque los que deben solucionar los problemas son los grupos comunales y el pueblo.

En este punto Chávez dice que va a firmar un decreto. Es el tercero que firma públicamente a lo largo de su intervención. El decreto es el 5239 por el cual se crea el Consejo Presidencial del Poder Comunal. Explica la extensión, contenido e importancia del decreto.

Esos consejos comunales no estarán sometidos a ninguna gobernación, alcaldía o partido. Pero sí deben respetarlos, y en lo necesario trabajar en solidaridad, cooperación, etc., con esas autoridades.

Cita a Bolívar todo el tiempo. Explica que los cambios no son inmediatos. Que todos los cambios se deben hacer con paciencia. Cita a Bolívar: “Paciencia y más paciencia”.

Tiene otra idea. Poner arriba del Cerro que está al lado del Golfo de Venezuela una gran estatua de Bolívar que dé la Bienvenida a la nueva Suramérica unida.

Habla de los Bancos Comunales que fueron creados, y dice que va a crear más de esos Bancos Comunales.

A continuación presenta a todos los integrantes del consejo del poder comunal. Está formado por varios ministros y personalidades. Las hay de todas las edades, razas, y contexturas. Hay indígenas, mestizos, etc. Habla de los pueblos indígenas. Y dice que a ellos se les facilitará más que a todos el tránsito al socialismo, y que dichas comunidades se deben tomar como ejemplo para el tránsito a la vida comunitaria.

Dice que en el nuevo poder comunal se deben demoler los antiguos valores del individualismo capitalista, y deben primar los nuevos valores de la solidaridad; los valores de Cristo.

Se pone de pie y levanta un pizarrón en el que hay un montón de dibujos y garabatos. Cual maestro de escuela con férula en mano empieza a enseñar la “lógica” con la que funcionará el nuevo poder comunal.

Pasa otra media hora de discurso. Son las once de la noche. Algunos líderes cansados empiezan a salir del auditorio. Chávez los llama y le pide disciplina. Les dice que “cuando uno se mete a esto, uno se mete a esto”. Les dice que si hacen falta cinco horas más se quedan cinco horas más. Todos lo aplauden. Les pide a los líderes que den el ejemplo de desprendimiento. Les dice que los líderes no tendrán sábado ni domingo, que un líder debe ser capaz de ir a la cruz como Cristo.

Un poco tiempo después la sesión termina. Apago el televisor y me voy a dormir recordando una de las oraciones pronunciadas por Chávez esta noche:

“Hay que actuar con amor, como hermanos, con amor, eso es el socialismo… generosidad, desprendimiento, eso es ser revolucionario, eso es ser cristiano…. si no, todo es mentira”. “si le sobra a sus hijos hay que compartir, enseñarle a los hijos a compartir, darle un carrito que le sobra al que no tiene nada… para educar al hombre nuevo. … para combatir la falta de amor, para promover el humanismo, para demostrar que tenemos por dentro un alma y que somos capaces de amar.” “solo así seremos una patria grande por sus valores, por sus luces, por su pueblo...” “vamos a hacerle la guerra a la ambición, al capitalismo salvaje”
Mientras ingreso en el submundo del sueño, me pregunto sin cesar si este hombre será sincero o si será simplemente un tirano, un caudillo más. El tiempo lo dirá.

Camilo Enciso

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